viernes, 17 de julio de 2009

METODO CIENTIFICO.

METODO DE SUPERVICION: CIENTIFICO.


Existen cuatro métodos de investigación que la psicología contemporánea emplea preferentemente:
1. El método clínico o crítico
2. El método correlacional
3. El método experimental
4. La metodología cibernética o computacional
El término de método clínico fue ideado y utilizado inicialmente por el psicólogo norteamericano L. Winter, discípulo del considerado padre de la psicología científica, Wilhelm Wundt.
Tal vez su nombre no lo asociamos con el del método clínico en virtud de que existen autores con mayor renombre que han empleado dicho método para desarrollar sus trabajos. Algunos de esos autores son, entre otros, Sigmund Freud, Carl Rogers y Jean Piaget.
El método clínico recurre, fundamentalmente, al uso de técnicas como la observación, la entrevista, y la aplicación de tests.
Su enfoque es ideográfico, porque aborda el análisis individualizado del sujeto, estudiándolo a profundidad, con la intención de descubrir sus particularidades y enmarcarlas, posteriormente, en un contexto global.
En el campo de las ciencias sociales también se ha recurrido al empleo del método clínico para el estudio individualizado de diferentes fenómenos y acontecimientos, basándose y considerando de manera prioritaria, sus características de unicidad e irrepetibilidad.
Por lo anterior, su enfoque resulta diametralmente opuesto al llamado enfoque nomotético, pues éste considera básicamente a la regularidad y a la repetibilidad de determinados acontecimientos, para establecer leyes que luego hace extensivas y aplicables a todos esos hechos.
El método clínico es, pues, originalmente un procedimiento empleado por la psicología y se encuentra vinculado, indudablemente, con la obra psicológica general de Jean Piaget.
El método clínico se considera clásico en psicopatología y también en psiquiatría, pues, como su nombre lo indica, se trata de un "método que define una psicología clínica, es decir, esencialmente individual, casuística, cualesquiera que fueren, por otra parte, las generalizaciones que decidiéramos hacer a partir de los "casos" analizados. La originalidad de Piaget consiste en haber adaptado este método a una investigación de carácter experimental. Ya en 1926, en la introducción de su libro La representation du monde chez l’enfant, señalaba expresamente que el método clínico permite "superar el método de pura observación y, sin caer en los inconvenientes del test, alcanzar las principales ventajas de la experimentación".
No es inútil, sin duda, recordar que el objetivo "clínico" fue elegido para destacar la oposición con el método de los tests, por entonces considerado como el método objetivo por excelencia para el estudio de la inteligencia. Clínico, por tanto, el método lo era en la medida en que se negaba a constreñirse a la presentación de problemas estandarizados, de asuntos de vocabulario fijados de una vez por todas, y prefería, por el contrario, a partir de precisas ideas rectoras, adaptar las expresiones y, en caso necesario, las situaciones mismas a las respuestas, a las actitudes y hasta al vocabulario del sujeto. Mas tarde, con posterioridad a una evolución que hemos de trazar, Piaget iba a preferir la expresión "método crítico". En 1947, en el prólogo a la tercera edición de Le jugement et le raisonnement chez l’enfant (Delachaux y Niestlé), Piaget vuelve a insistir en el hecho de que "el método crítico [...] siempre consiste en conversar libremente con el sujeto, en lugar de limitarse a preguntas fijas y estandarizadas, y conserva, pues, todas las ventajas de una charla adaptada a cada niño y destinada a permitirle a éste el máximo posible de toma de conciencia y de formulación de sus propias actitudes mentales". Y añade algunas precisiones técnicas a las que más adelante volveremos.
Desde hace cuarenta y cinco años, por consiguiente, se viene practicando en Ginebra, de manera regular, un método acorde con esos principios generales. Los problemas sucesivamente encarados, los resultados obtenidos y, sin duda, también diversas circunstancias históricas han hecho evolucionar sensiblemente, no obstante, las técnicas, aunque sin renunciar a la orientación esencial de las investigaciones y de las interrogaciones propiamente dichas. Nos proponemos recordar las principales etapas en cuyo transcurso el método clínico se ha afinado o especificado, para terminar con un esbozo de las futuras perspectivas

1. LOS PRIMEROS TRABAJOS (1920-1930): ELABORACIÓN DEL MÉTODO.
Cuando Piaget emprende sus primeras investigaciones en psicología, el tema de éstas -a las que entonces sólo pensaba dedicar unos pocos años de trabajo- ya está bien definido: Estudios acerca de la lógica del niño. El libro sobre Le langage et la pensée chez l’enfant -aparecido en 1923 en Delachaux y Niestlé, será durante mucho tiempo el único (sobre todo allende el Atlántico) que se citará y se recordará, cuando es, ciertamente, uno de los menos representativos del método y la teoría piagetianos- es explícitamente presentado como el primer volumen de esos "Estudios", que abarcarán, en rigor, toda la obra de nuestro autor, aunque se los haya dejado de numerar después del segundo (Le jugement et le raisonnement, 1924).
Desde luego, Piaget procuró captar la lógica del niño sólo a través del pensamiento verbal. Ya se sabe de qué modo debía luego superar esta aproximación y hasta criticar su carácter limitativo. Pero aquella visión provisional afianzaba en gran medida el recurso de los métodos de libre conversación.
Sin embargo (y esto, indudablemente, sólo en apariencia es paradójico), el método clínico propiamente dicho no se emplea todavía más que de una manera ocasional. Piaget y sus colaboradores utilizan sin reserva alguna la observación pura.
Durante un mes observan las charlas espontáneas de dos niños de seis años en el curso de las clases matutinas de la Maison des Petits, y de aquellas dos mil novecientas observaciones ponen aparte las respuestas dadas a preguntas formuladas por la maestra a los compañeros, a fin de calcular un coeficiente de egocentrismo y sus fluctuaciones (Langage et pensée, cap. I). Anotan y clasifican, de igual modo, todas las manifestaciones verbales de unos veinte niños de 4 a 7 años cuando se hallan en una aula a la que siempre tienen libre acceso (ibid. cap. III de la segunda edición, 1930). Para responder a las objeciones de D. y R. Katz contra la noción de egocentrismo, Piaget, sobre la base de una de sus colaboradoras, subraya en contra de los Katz los caracteres estadísticos (es decir, los cuadros numéricos y, a la vez, el procedimiento de sampling) del método empleado por su colaboradora (ibid. cap. II de la segunda edición). Otro tanto ocurre con respecto al estudio recaído sobre las 1,125 preguntas espontáneas formuladas por el niño Del, de entre 6 y 7 años, a una observadora en el curso de charlas diarias de dos horas.
Para el estudio del juicio y del razonamiento, el "material" lo constituyen, sobre todo, pruebas verbales tomadas de los tests de Burt, Binet-Simon, Claparéde o construidas de igual manera: test de los hermanos de izquierda y de derecha, definiciones, crítica de "frases absurdas", seriaciones verbales, inclusiones o multiplicaciones lógicas (prueba de Burt: Edith, Lili y Suzanne; todos y algunos; asno, caballo y mulo, etc.).
En ocasión de estas pruebas, no obstante, ya se establecen los diálogos a la vez más libres y más indagadores, que conforman la índole del método clínico, y acerca de los cuales Claparède diría en 1923: "La novedad, en este caso, estriba en no limitarse a registrar la respuesta que da el niño a la pregunta que se la ha formulado, sino en dejar que converse […]. [El método de Piaget] procura advertir lo que se encuentra tras las primeras apariencias. Es una persecución y una auscultación mentales […]. No abandona la partida cuando el niño da una respuesta incomprensible o contradictoria: por el contrario: acosa siempre más de cerca el pensamiento fugitivo […] hasta que logra […] sacar a luz el enigma de sus estructura".
Por lo demás, Claparède elogia a Piaget por haber duplicado la metodología de la conversación con las técnicas de la elaboración clasificatoria y estadística del naturalista. En efecto, ya por aquella época, Piaget describe estadios y tipos, fija con minuciosidad los criterios de éstos, calcula "coeficientes", términos medios y hasta índices de dispersión y correlaciones.
La prueba de los hermanos y las hermanas y la de la relatividad de las nociones izquierda-derecha, en Le jugement et le raisonnement (cap. III), son lisa y llanamente presentadas como tests, con una consigna precisa y hasta con un contraste verificatorio de tipo jerárquico (pág. 84 de la segunda edición). Citemos nuevamente a Claparède con motivo de esta graciosa observación: "No se piense, sin embargo, que esta caza de hechos psicológicos, que sucede a la caza de caracoles […] revela en el señor Piaget cierta manía de "coleccionista" […] No observa por el gusto de observar […] Estos pasos no tienen para él otra razón que la de ver claro entre los materiales que ha reunido y hacer más fáciles su comparación y filiación. Posee un talento singularísimo para hacer que los materiales hablen, mejor dicho, para oírlos hablar" (loc. cit. págs. 8-9).
Cuarenta años más tarde, aquellas observaciones conservarían toda su actualidad. Para "oír hablar" se deberá seguir siendo fiel a los métodos clínicos, aunque sea con detrimento de las enumeraciones estadísticas precisas, así como de la situaciones experimentales demasiado estandarizadas, que bien podrían frustrar lo esencial o introducir algún artefacto. Pero a fin de ver claro debemos tener el cuidado de no ir hacia los hechos sin "ninguna idea preconcebida" (así suele llamar Claude Bernard a la hipótesis, no al prejuicio doctrinario), puesto que -después de Bernard, un experimentalista tan riguroso como distinguido nos lo recuerda- "tanto vale la hipótesis, tanto vale la experiencia".
Los otros dos libros publicados por Piaget en aquel primer período La representation du monde chez l’enfant (1926) y La casualité physique chez l’enfant (1927) ya indican la opción por el método clínico cualitativo antes que por los cuadros numéricos y las pruebas estandarizadas. Con absoluta claridad escribe nuestro autor en la introducción al primero de esos libros: "El examen clínico participa de la experiencia, en el sentido de que el clínico se plantea problemas, formula hipótesis, hace variar las condiciones en juego y, por último, controla cada una de sus hipótesis en contacto con las reacciones provocadas por la conversación.
Pero el examen clínico también participa de la observación directa, en el sentido de que todo buen clínico se deja dirigir mientras dirige y toma en cuenta todo el contexto mental en lugar de ser víctima de "errores sistemáticos" como suele ocurrirle al experimentador puro". Y en La causalité physique, lejos de atenerse a definiciones puramente verbales de nociones o a la evocación de fenómenos naturales más o menos familiares El movimiento de las nubes, la corriente del agua, etc.), procede "poniendo ante el niño algunas pequeñas experiencias de física", y le pide que las comente (desplazamiento del nivel del agua por la inmersión de objetos), o lo conduce de forma que produzca contra-ejemplos (un taco de madera que flota en el agua, mientras que un guijarro, a pesar de ser menos pesado, se hunde). Cierto es que en 1922 Piaget les pedía a los niños que dibujaran bicicletas para explicarles el funcionamiento de éstas, y en Le lengage et la pensée, a fin de estudiar la comprensión y la explicación entre niños, presentaba, con la colaboración de la señora V. J. Piaget, esquemas con los cuales explicaba el funcionamiento de los grifos o de las jeringas (op. cit., cap. IV de la tercera edición).
Así, en aquel período (al que podríamos adscribir Le jugement moral, editado por Alcan en 1932), Piaget busca un método apto para alcanzar las estructuras del pensamiento infantil a través de sus aspectos verbo-conceptuales. Pero las grandes opciones metodológicas ya han sido adoptadas y nunca habrá de cuestionárselas, por mucho que evolucionen.
2. LA "OBSERVACIÓN CRÍTICA" (1930-1940)
Durante el segundo período, Piaget se aplicó, esencialmente, al estudio de las primeras manifestaciones de la inteligencia, desde los esquemas sensoriomotores hasta las formas elementales de la representación, de la imitación y del pensamiento simbólico. Cerca de quinientas Observaciones, así designadas, fueron recogidas con este propósito en La naissence de l’intelligence (1936), La construction du réel (1937) y La formation du symbole, cuya publicación se aplazó hasta 1945. Estas observaciones se extrajeron, sobre todo, de la vida familiar diaria. A los 10 meses Lucienne, sentada en su cuna, hace oscilar un juguete apartado al sacudir, por casualidad, la sábana plegada (Naiss, intell., observ. 150, pág. 250). A los 18 meses, Jacqueline, que ha bajado a un pozo bastante profundo, trata de salir de éste tirando de su propia pierna con sus dos manos (Constr. Réel, observ. 122, pág. 176). A los 14 meses, Laurent le dice "papá a su hermana, que le tiende los brazos al estilo de su padre, y a un señor que está de visita, y aun campesino en momentos de encender su pipa (Form. Symb., observ. 102, pág. 231), etcétera.
Desde el punto de vista metodológico, ¿se trata, pues, de un regreso a la observación pura, tan criticada antes por Piaget? Podría pensarse que el regreso ha sido ordenado por la naturaleza misma de las conductas estudiadas; evidentemente, la ausencia de lenguaje oral torna imposible la aplicación de los métodos de libre conversación.
Pero no siempre el lector se da cuenta de que las observaciones llevadas a cabo por Piaget en sus tres hijos no son coetáneas. Además, esa especie de experimentación interna, que puede constituir un estudio longitudinal bien conducido, y las notas tomadas a propósito del hijo mayor determinaron las situaciones posteriormente ofrecidas a los más chicos.
No sin una intención precisa ata Piaget un cordón a la capota de la cuna de Laurent. Y cuando Lucienne, a los 15 meses, dice ah para designar un gato, le presentan, de una manera tanto más sistemática, una gallina, un caballo, o un elefante de felpa que pocos años antes han llevado a que se advierta en Jacqueline la extensión fluctuante del esquema verbal vuaú, con la que inicialmente designaba un perro.
La lectura de esas observaciones muestran hasta qué punto la mayoría de ellas fueron conducidas como verdaderas experiencias, con hipótesis explícita, variación sistemática de las condiciones, etc. La presentación al niño de un biberón al revés no es, evidentemente, una mera broma paterna que haya revelado por casualidad conductas interesantes: el padre habría leído a Poincaré y observaba la motricidad prensiva sólo para seguir la progresiva construcción de los grupos de desplazamientos. Una observación fortuita -por ejemplo, la de un sobrino que busca bajo un sillón, entre cuyas patas puede meterse, la pelota que ha visto desaparecer debajo de un canapé que no le permite hacer otro tanto- siguiere al instante una serie de situaciones experimentales para estudiar de manera metódica la génesis del esquema del objeto permanente.
Y esas situaciones son descritas y explotadas con tanto rigor, que posteriormente fue posible estandarizarlas y extraer de ellas, de un modo casi directo, una escala de desarrollo (señora Gouin-Décaire, Intelligence et affectivité chez le jeune enfant, Delachaux, 1962).
Las observaciones relativas a la primera edad realzan, pues, plenamente el método clínico crítico recién definido, y vemos en ellas, conjugados, la agilidad de la observación abierta y el rigor del control experimental. Por otra parte, su presentación es sumamente instructiva a este respecto. Lo que se comenta no es su inventario; es todo un legajo de argumentos factuales sistemáticamente clasificados y producidos para demostrar un cuerpo de hipótesis. Aunque no aparezca la estadística, no faltan la investigación metódica de los contra-ejemplos ni la suma de los casos desfavorables. Y si las "ideas centrales" ocupan un "restringido número de páginas", en cambio todo lo demás se atribuye no sólo a una documentación anecdótica, sino también a la demostración por el razonamiento experimental.
3. MÉTODO CLÍNICO Y FORMALIZACIÓN (1940-1945)
Este circunloquio dedicado a la inteligencia preverbal debía arrojar, igualmente, importantes consecuencias metodológicas. Piaget, en su prólogo de 1947 a la tercera edición de Le jugement et le raisonnement, lo recuerda en estos términos: "Un hecho se hacía evidente: el estudio del pensamiento verbal del niño proporciona solamente uno de los aspectos del problema de la construcción de las estructuras lógicas […] Renunciamos, pues, definitivamente, al método de conversación pura y simple como consecuencia de nuestras investigaciones acerca de los primeros dos años del desarrollo, para adoptar un método mixto, cuya fecundidad, muy superior, hemos venido experimentando desde entonces" (loc. cit., pág. 7).
La novedad es que "en vez de analizar ante todo las operaciones simbólicas del pensamiento, partiremos de operaciones efectivas y concretas: de la acción en sí. No prescindiremos de lenguaje, pero en el caso de los pequeños sólo lo haremos intervenir en función de la acción íntegra la más espontánea posible (ibid.).
A título de ejemplo, Piaget precisa: "Así es como para estudiar las relaciones entre las partes y el todo no hemos ya de conformarnos con el ramillete de flores entremezcladas que sugiere el test de Burt […]… daremos, de manera bien visible, perlas en una caja abierta e interrogaremos al niño sobre las cualidades que caracterizan el todo y las partes, permitiéndole que observe y palpe los objetos, haciéndoselos dibujar, ensartar, etc. Asimismo, en lugar de hacer que el niño razone sobre el color de los cabellos de Edith, que es, a un tiempo, más rubia que Suzanne y más morena que Lili, le haremos seriar palos, pesos, volúmenes, etc., por medio de objetos reales" (ibid.)
Dentro de esa perspectiva fueron elaboradas las grandes obras de Piaget acerca del número, las cantidades físicas, el tiempo, la velocidad, el espacio, el azar (1941 a 1951) e imaginadas -en colaboración, sobre todo, con las señoras Szeminska e Inhelder- las pruebas, asombrosamente sencillas y asombrosamente versátiles a la vez, que sólo requieren un material rudimentario y que no obstante se prestan a tantas investigaciones, tan variadas como profundas: las cestillas y los huevos, los prados y las vacas, los viejecitos y los bastones, la bolita de arcilla, las tres montañas, la mezcla de bolitas, y tantas otras, muy bien conocidas desde entonces.
Sin embargo, mirando más cerca y dentro de la perspectiva de nuestro estudio, no es tanto el método lo que se ha transformado -pese a lo que haya dicho Piaget- cuando la problemática ( desde entonces se busca, más allá de las organizaciones sensorio-motrices elementales y más acá de la lógica "formal", completamente verbal descubierta hasta ese momento hacia los 11-12 años, una lógica de operaciones concretas), y la modificación de los dispositivos se ha impuesto en razón de la nueva problemática. Pero los principios fundamentales de la interrogación clínica han permanecido intactos; tanto que en adelante el empleo del material mismo se hará "clínico" o "crítico", y no será ya la mera conversación oral. El período 1940-1955 señala el apogeo del método crítico, pero no, en verdad, su invención.
Ahora podemos precisar el sentido del calificativo "crítico" que, a pesar de la popularidad de las pruebas y de las obras que detallan éstas, no siempre ha sido bien comprendido. Todo el mundo conoce la prueba de las bolitas y arcilla: hay dos bolitas idénticas; el niño ha enrollado una de ellas en forma de "salchichón": se le pregunta entonces si el salchichón tiene la misma cantidad de pasta que la bolita intacta, etc. Pero el interés principal no estriba tanto en advertir si el niño responde si o no. Y para "sacar a la luz el enigma de su estructura (de pensamiento)", según la expresión de Claparède, tampoco bastará con pedir un argumento.
Aquí es donde el método crítico va adquirir su verdadero sentido heurístico y experimental. Por ejemplo, ¿el niño dice que "hay más pasta en la morcilla porque es más larga"? Se le rebatirá, se le criticará este argumento, no mostrándole que es falso y diciéndole cómo tenía que responder, sino invocando distintas opiniones: "Un chico de tu edad creía que había menos en la morcilla porque se ha enflaquecido; ¿a ti qué te parece?
O bien: "Conozco un chico que decía que siempre había la misma pasta, porque no le han puesto ni sacado nada; ¿tú crees que tenía razón?" O bien, no se harán objeciones ni sugestiones verbales, sino se le pedirá que estire más y más la morcilla hasta obtener una larga víbora, para ver si el sujeto continúa juzgando las cantidades por la extensión, o si, por el contrario, la exageración del alargamiento termina por desplazar la atención hacia el excesivo adelgazamiento que resulta de ello.
En cuanto a las sugestiones o contra-sugestiones verbales, claro está que no se las extraerá de la lógica del adulto, sino de las inferencias y expresiones colegidas en niños de una misma edad o edades muy próximas. Crítico, pues, este método lo es por la sistemática controversia de las afirmaciones del sujeto, no para medir la solidez de sus convicciones, sino para captar su actividad lógica profunda, y, más que sus performances funcionales y sus creencias espontáneas, la estructura característica de cierto estadio de desarrollo.
Por tanto, la novedad metodológica que señala este tercer período hay que buscarla, antes que en la adecuación de las técnicas de interrogación, en la convergencia -en adelante sistemática- de un método experimental con un método deductivo "basado en un algoritmo preciso". Sabido es que, paralelamente a las investigaciones acerca del número, las cantidades, etc., Piaget se aplicaba a la formalización de los resultados obtenidos en trabajos que desembocaron en dos especies de síntesis: una psicológica (La psychologie de l’intelligence, Colin, 1947) y otra lógica (Classes, relations et nombres, Vrin, 1942, así como "Essai de logistique opératoire" editado por Colin en 1949, con el título de Traité de logique). El hecho de que estos trabajos hayan en un principio disgustado a los lógicos, quienes no se apresuraron a captar su originalidad y su exacto alcance, poco importa en este momento; Piaget mismo ha contado en repetidas ocasiones la historia de esos desentendimientos, que después se fueron disipando.
Lo importante para nuestro actual propósito es destacar que, de aquella manera, Piaget forjaba para la metodología de las investigaciones un poderoso instrumento de análisis y de previsión.
En adelante, efectivamente, las hipótesis que la interrogación crítica pondrá a prueba ya no serán el producto de intuiciones o de hábiles especulaciones: se les engendrará a partir de un modelo cuando menos heurístico, esto es, de un modelo que fija, cuando menos, su plausibilidad y permite dar a los hechos un sentido no contingente. ¿Habría sido posible imaginar tantas pruebas sobre los invariantes sin tener alguna idea acerca de las estructuras emparentadas, por lo menos, con los grupos? El beneficio más espectacular de este doble paso -clínico y deductivo- quedó particularmente señalado en el libro de Inhelder y Piaget titulado De la logique de l’enfant a la logique de l’adolescent (PUF, 1955), cuyo prólogo nos traza su historia, metodológicamente ejemplar.
"Se puso de manifiesto, en efecto -escriben los autores-, que para analizar las estructuras operatoria de conjunto propias del pensamiento formal del adolescente es necesario utilizar, además de los algoritmos de la lógica de las proposiciones que todos conocen, el grupo de las cuatro transformaciones (inversiones y reciprocidades) descrito por uno de nosotros como necesarios para el funcionamiento de los mecanismos del pensamiento formal" (op. cit., pág. 2).
Ahora bien, ese grupo fue descrito desde un punto de vista formal, en el Traité de logique, (págs. 264 - 286) y, sobre todo, en el Essai sur les transformations des opérations logiques (PUF, 1952, cap. II), dos libros que los psicólogos no acostumbran leer, sin duda porque piensan que no hallarán en ellos otra cosa que "lógica", cuando, por el contrario, darían con un circunloquio altamente instrumental de la reflexión metodológica. Prosigamos con nuestra cita: "En tanto que uno de los autores de este libro estudiaba el paso de la lógica del niño a la del adolescente, principalmente desde el punto de vista del razonamiento experimental, el otro elaboraba los instrumentos de análisis logístico que harían posible la interpretación de los resultados obtenidos. Ya se nos quiera creer, ya se ponga en duda el valor de esta declaración, sólo después de ello […] los autores del presente estudio llegaron a advertir la sorprendente e impostergable convergencia entre los hechos recogidos por uno de ellos y los mecanismos formales analizados por el otro (loc. cit., págs. 2-3).
Nosotros no ponemos en duda esa declaración, pero demasiado bien conocemos las condiciones del trabajo en Ginebra para ignorar que, aun llevadas de manera independiente, ambas indagaciones nunca dejaron de constituir, tanto de hecho como de derecho, los dos aspectos de una común preocupación metodológica. Tal es la lección que se desprende del "tercer período" de los trabajos piagetianos.
Señalemos para respetar la cronología que durante ese mismo período cobraron sumo desarrollo -en colaboración, sobre todo, con M. Lambercier- las investigaciones acerca del desarrollo de las percepciones, publicadas desde 1942 en los Archives de psychologie (hasta ahora han parecido cuarenta y seis). No es este el lugar de mostrar en detalle de qué modo esas investigaciones contribuyeron a esclarecer, por otra parte, los problemas de la inteligencia gracias a la confrontación de los modelos (y no de los hechos en bruto) aplicables a los procesos cognitivos, por un lado, y a los mecanismos perceptivos, por el otro (véase Les mécanismes perceptifs, PUF, 1961, caps. VI a VIII)
Destacaremos que si la medición de las ilusiones perceptivas se lleva a cabo de acuerdo a las clásicas técnicas generales del laboratorio, Lambercier y Piaget, para adaptar éstas a los niños pequeños, sobre todo, debieron adecuarlas en un método que bautizaron concéntrico clínico. Lambercier, que no tenía nada que ver con el método -muy sencillo, no obstante-, ya que éste había llegado entre las manos del primer experimentador, decía (1957) que "lo que más lo distingue es que está "centrado" en el sujeto y procura ajustarse a éste antes que imponerle un instrumento de medición mediantemente arbitrario". Paul Fraisse, que durante mucho tiempo tuvo el recelo de que el método pudiera llevar a ajustes demasiado complacientes recientemente ha convenido en que "el método concéntrico clínico prácticamente no se diferencia, desde el punto de vista de los resultados, del método constante" (y reconoce que tiene, respecto de este último, la ventaja de la rapidez).

METODOS DE SUPERVICION

Los procesos empleados en la supervisión para el cumplimiento de sus funciones pueden clasificarse como métodos y técnicas.
Los métodos son aquellos procedimientos más amplios que otorgan un sentido de unidad a la acción supervisora, dado que los mismos en su aplicación, pueden valerse en cada grupo particular de la cooperación de todas las técnicas.
Las técnicas por su parte se destinan a casos particulares de la supervisión y pueden todas ellas estar integradas en cualquier método.
Los principales métodos de supervisión son:
* Método científico
* No directo
* De facetas múltiples
* De ayuda mutua
* Clínico
* De ósmosis (Nérici; 93)
Las técnicas utilizadas en la supervisión, aplicadas en forma independiente o integrada, pueden clasificarse como indirectas y directas.
Técnicas indirectas de supervisión.- Son aquellas que suministran a la supervisión datos para estudio, los cuales, no son recogidos directamente de la observación del proceso Enseñanza-Aprendizaje o del contacto con las personas comprometidas en el mismo, si no que son obtenidos en forma indirecta y pueden suministrar material de estudio y reflexión pedagógica (Nérici; 124).
Son en realidad estudios de documentos o de situaciones, de los cuales se obtendrán informaciones que aportarán valiosos datos al desarrollo del modelo de supervisión (Fermín; 66).
Las principales técnicas indirectas de supervisión son:
* El estudio del fichero de "curriculum vitae" de los maestros.
* El estudio de los planes de enseñanza.
* El estudio de las posibilidades de integración de la enseñanza.
* El conocimiento de los alumnos.
* El estudio del currículo.
* Los horarios y el material didáctico disponible.
* La observación de las relaciones dentro de la escuela y el control de los cuadernos de tareas, con respecto a la marcha de los planes de enseñanza (Nérici; 124).
Técnicas Directas de Supervisión.- Son el conjunto de procedimientos que se realizan mediante actividades específicamente dirigidas a alcanzar datos e informaciones, así como a lograr el cambio en los patrones de conducta y de actuación de las personas comprometidas en el proceso de supervisión (Fermín; 66).
Son aquellas que suministran datos de estudio recogidos directamente en tareas que se están realizando.
Las principales técnicas directas de supervisión son:
* La observación del desempeño del maestro.
* Las reuniones de maestro.
* Las entrevistas individuales.
* Las visitas.
* Las excursiones.
* Las demostraciones.
* Los trabajos elaborados en comisión.
* La lectura y la redacción (Nérici; 128).
La selección de los métodos o técnicas que se van a utilizar en el desarrollo de un plan de supervisión docente es un proceso delicado, difícil y de singular importancia. Es allí donde la experiencia y los conocimientos del supervisor se pondrán en juego, pues deberá ser guía eficiente en su grupo de trabajo para que esto se logre con el mayor acierto posible.
La elección de las técnicas deben hacerla en forma conjunta: el planificador, maestro y supervisor, la selección deberá estar estrechamente relacionada con los propósitos y los objetivos de la supervisión, sin descuidar aspectos como que la elección sea acorde al grupo humano con que el que se trabaja viendo intereses, habilidades, conocimiento, etc; conocimiento o comprensión cabal de la técnica a utilizar y, por último, debe considerarse el material y los medios de supervisión que se tengan para su aplicación (Fermín; 99-100).

miércoles, 15 de julio de 2009

FUNCIONES PRINCIPALES


FUNCIONES PRINCIPALES DEL SUPERVISOR.
Cuando un supervisor realiza una gira o proyecta una serie de visitas para examinar el estado en que se encuentra la planta física de las instituciones, la carencia de personal, la falta de presupuesto o la marcha de los programas, está haciendo una supervisión de tipo administrativa, es decir, está supervisando aspectos específicos, que tienen alguna relación con el mejoramiento de la enseñanza, pero que no son aspectos específicamente didácticos (Fermín; p. 12).
Un supervisor docente tiene como función principal, asistir a los educadores para ayudarlos a mejorar el proceso de enseñanza mediante la aplicación de técnicas y procedimientos especializados los cuales provienen de un proceso de planificación .
A continuación se presentan algunas definiciones extraídas de diversas obras que abordan el tema de la supervisión docente, llamada por algunos supervisión escolar.
"Supervisión quiere decir coordinar, estimular y dirigir el desenvolvimiento de los profesores, para que por medio de ellos, se estimule a cada individuo a través del ejercicio de su talento hacia la más completa y más inteligente participación en la sociedad a la cual pertenece" .
"La moderna supervisión escolar es, pues, la acción positiva y democrática destinada a mejorar la enseñanza mediante la formación continua de todos los interesados: el alumno, el maestro, el supervisor,, el administrador y el padre o alguna otra persona interesada en el problema".
"La función básica de la supervisión es el mejoramiento de la situación de aprendizaje de los niños. Es una actividad de servicio que existe para ayudar a los maestros en el desempeño de su labor"
La supervisión escolar puede sintetizarse como asistencia a las actividades docentes, de manera de darles coordinación, unidad y continuidad, para que la escuela alcance con mayor eficiencia sus objetivos" .
De estas definiciones transcritas, podemos tratar de sugerir una basada en los siguientes conceptos:
a) La función básica de la supervisión docente es lograr el mejoramiento de los resultados del proceso de enseñanza-aprendizaje;
b) La supervisión docente es una actividad de servicio, de ayuda, de asistencia a los educadores en el desempeño de su labor;
c) Atañe a todas las actividades y a todas las personas que concurren en el proceso educativo;
d) Debe ser sugerente y participativa, nunca imperativa ni autoritaria;
e) La supervisión es una actividad que se realiza en equipo, sobre la base de los procedimientos del trabajo en grupo.

FUNCIONES DEL SUPERVISOR

Supervisores escolares

La supervisión escolar es una función que consiste en orientar, promover organizar y estimular la participación de la comunidad educativa de la zona, como elemento del cambio social, en la consecución de los objetivos del Sistema Educativo Nacional. La supervisión de zona constituye el enlace para retroalimentar y coordinar las funciones y actividades entre las áreas normativas, administrativas y los planteles escolares, a fin de dirigir y controlar el funcionamiento integral del servicio educativo de este nivel.El enlace que se establece por medio de la supervisión permite en sentido ascendente que la toma de decisiones de las autoridades responda a las necesidades de la comunidad escolar, y en sentido descendente que la orientación y asesoría a directivos y docentes, promuevan el mejoramiento de la calidad de la educación.

Funciones de los supervisores:

Promover, orientar y supervisar el desarrollo de la tarea educativa y aplicar las medidas que procedan para garantizar su funcionamiento.
Promover, asesorar y supervisar el desarrollo de la tarea educativa en su jurisdicción y aplicar las medidas que procedan dentro del ámbito de su competencia para garantizar su funcionamiento.
Desarrollar las actividades que le indique el jefe de sector y el director de Educación Primaria.
Concentrar y estudiar la información sobre las necesidades de ampliación, sustitución y ubicación de las escuelas de la zona a su cargo y remitirla al jefe de sector.

martes, 14 de julio de 2009

NECESIDADES DE LA SUPERVICION.

EFECTIVIDAD, COMPETENCIAS Y CONDICIONES EN LA ACCIÓN SUPERVISORA:
UNA NECESIDAD
Muchos supervisores en la actualidad no están en condiciones de gerenciar las instituciones educativas, por cuanto carecen de mecanismos para desempeñar las funciones, retos y demandas que exige el sistema educativo actual. En este sentido, es importante destacar que se observan diversas fallas y omisiones representadas por el desconocimiento que el supervisor demuestra durante la ejecución de funciones. Hasta el presente ignora los procesos de evaluación bien estructurados y no los canaliza ante las instancias correspondientes ocasionando fallas y fuertes problemas de diversas índoles, que dificultan la aplicación correctivos pertenecientes a la gestión administrativa del supervisor.
El supervisor en estas circunstancias necesita estar conciente de las responsabilidades a su cargo, manejar la autopoiesis, atender múltiples ocupaciones que le permiten llevar a cabo la acción supervisora dirigida a enriquecer los procesos de transformación del contexto donde se encuentra. Incluso, realizar un excelente trabajo, procesar las informaciones recibidas, ayudar cuando descubra dificultades, impulsar la participación efectiva de los docentes a su cargo y por supuesto obtener resultados efectivos que fortalezcan los procesos administrativos.
Este hecho supervisorio se puede cumplir cuando se atiendan las tareas asignadas del supervisor, según S. Robbins y D. DeCenzo (2008), denominadas “cuatro capacidades básicas: técnicas, personales, conceptuales y políticas.” (p.17). necesarias para redefinir y reorientar las funciones de supervisión. Dentro de las capacidades están insertadas varias competencias necesarias para el éxito del supervisor denominadas: competencia técnica responsable de aplicar la habilidad acompañada de varias funciones que implican desempeñar ciertas tareas y desarrollar experiencias o conocimientos especializados por el supervisor del sector.
La competencia interpersonal, siempre es de mucho apoyo, por cuanto motiva a los grupos de trabajo a seguir adelante, atiende necesidades en el manejo de conflictos y participa en los procesos de comunicación. La competencia conceptual es importante ya que genera en el supervisor mecanismos que conducen a potenciar fortalezas en la organización como un todo, propiciando la diversidad e interrelación con el medio y así coadyuvar a visualizar ampliamente los problemas. La competencia política ayuda a fortalecer las conexiones correctas con la organización con fines éticos que conlleven a acciones congruentes, seguras y ajustadas a los propios intereses de la institución.
Estas capacidades, se conectan con las relaciones interpersonales y contribuirán a desarrollar una serie de habilidades básicas denominadas: Técnicas, para ejecutar el trabajo específico o utilizar tecnologías especiales, Relaciones Humanas, las cuales se cultivarán y aplicarán a otras personas e instituciones previo análisis hasta llegar a nuevas conclusiones y Decisiones que impulsan al supervisor elegir las herramientas exitosas a lo largo de la labor gerencial y académica. Con el uso de herramientas básicas, se efectuará de manera continua la acción supervisora en la solución de problemas institucionales demostrando compromiso, participación, objetividad y competencia ante situaciones conflictivas.
El supervisor con visión de futuro está preparado para practicar las funciones de supervisión, ejercer condiciones personales, desempeñar competencias, actuar con habilidades, estimular la necesidad de cambio con impacto en la organización, operar con los nuevos patrones de interacción que involucre a la autopoiesis cuya meta es enfrentar las amenazas suscitadas por el caos ante las condiciones cambiantes del entorno. Para superar la resistencia al cambio existen varias posibilidades que se pueden implementar, inclusive, está presente la particularidad de guiar eficientemente a los directivos de cada plantel durante el acto de supervisar. Entre tanto se describen algunas condiciones que favorecen el trabajo rutinario del supervisor:
§ Condiciones personales: Empatía, creatividad, mentalidad científica, iniciativa, autodominio, madurez emocional, capacidad para reconocer los méritos y entusiasmar, amplitud en los procesos de liderazgo y disposición a los cambios.
§ Condiciones técnicas: Sólida cultura general y pedagógica, conocimientos de metodología en las áreas y disciplinas, dominio de técnicas grupales, preparación en procesos comunicacionales, experiencia administrativa, amplia información bibliográfica y esfuerzo constante de actualización. Sin éstas condiciones el supervisor no realizará eficientemente los distintos roles que tiene asignado y el trabajo en las instituciones no dará los resultados esperados en la comunidad.
La supervisión educativa Nacional según el Ministerio de Educación contemplado en el Programa de Reorganización y Descentralización (1997), plantea que “Supervisión es el sistema a través del cual se desarrollan acciones en las distintas estancias territoriales para contribuir con el mejoramiento de la calidad de la educación...” (p22) es decir, que la supervisión como sistema abierto al cambio, a la transformación e integración a nivel nacional, cuenta con supervisores responsables capaces de revisar, aplicar y evaluar la ejecución de la normativa legal establecida, pero en la realidad se observa con frecuencia un desfase que desmejora significativamente la calidad del sistema educativo.
Entre otras definiciones de supervisión se presenta la citada por M. Fermín (1980), la cual expresa que “supervisión puede sintetizarse como asistencia a las actividades docentes, de manera de darles coordinación, unidad y continuidad, para que la escuela alcance con mayor eficiencia sus objetivos” (p15). En ella se afirma, que la función del supervisor es necesaria por cuanto ayuda, orienta las actividades del proceso educativo, fortalece los resultados provenientes del proceso de aprendizaje y garantiza la práctica supervisora adecuada con la participación de los actores de la organización.
Los conceptos de supervisión antes citados, cooperan para que el docente-supervisor alcance con mayor eficiencia los objetivos, también coadyuvan a mejorar la calidad de los procesos de evaluación y pedagógicos, ya que “la supervisión escolar se encarga de suministrar sugerencias y ayudas constructivas con el propósito de encaminar el trabajo administrativo en las instituciones” (A. Mogollón, 2004, p.34), y por ende asegurar la realización con frecuencia del acto supervisorio que auspicie verdadera calidad durante la planificación, liderazgo, calidad en la gestión y participación en los actos administrativos..
Con relación al liderazgo del supervisor, este por naturaleza será el líder en la organización y propiciará cambios e innovaciones que contribuyan a optimizar las tareas del supervisor. A su vez, estará muy pendiente del desarrollo del clima laboral el cual guardará estrecha comunicación con los procesos de información dentro de plantel. En este sentido, la gestión de calidad que hace líder al supervisor, permitirá desarrollar una serie de actividades como: inspirar confianza, usar el control, focalizar soluciones, promover el mejoramiento en la calidad del aprendizaje en el plantel y proporcionar iniciativas que intensifiquen la participación de los integrantes en la institución.
El proceso de supervisión se manejará con enfoque sistémico e identificará necesidades, solucionará problemas y emitirá resultados finales de acuerdo a las estrategias correspondientes. Es decir, el supervisor no debe dejar a un lado los momentos correspondientes a la planificación, diagnóstico de la situación, selección de alternativas o estrategias de solución, ya que ellos conducen a una supervisión efectiva, de calidad, planificada, humanística y democrática.
La planificación en la supervisión es el camino que guía la calidad de la gestión académica y administrativa considerando algunos aspectos entre ellos: el técnico: sustentado en la responsabilidad generada durante la gestión y en el establecimiento de diversas funciones a nivel institucional responsable de desplegar la labor efectiva de acuerdo a las debilidades del medio. Las funciones pueden desempeñarse en forma continua, amplia, estratégica, abierta, siempre y cuando se articule a la función supervisora con la finalidad de respaldar la calidad en la gestión educativa.
A través de la calidad de gestión educativa, el supervisor pondrá en práctica los conocimientos que posiblemente se apliquen como un reto al ejercicio de la labor cumplida, dirigida hacia la competitividad, eficiencia y a la calidad de dicha gestión educativa que conlleve a atender las deficiencias en cada centro educativo.
La gestión de calidad según M. Lepeley (2001), “requiere la implementación sistemática de efectivos procesos de apoyo para asegurar la efectividad...” (p.68). Ésta efectividad será aplicable en las instituciones, servicios, bibliotecas, recursos humanos y complementará su misión con el logro de metas adecuadas. Por lo anteriormente expuesto, a pesar de los esfuerzos realizados tanto los supervisores como actores principales de la acción supervisora, son responsables de propiciar la calidad del proceso de supervisión educativa que conduzca al buen funcionamiento académico, organizativo, administrativo y comunitario del distrito escolar.

TIPOS DE SUPERVICION.

Estilos de Autoridad en la Supervisión.
De acuerdo al ambiente donde se mueve la autoridad, así será su estilo. Si el ambiente es de libertad y respeto mutuo adquirirá formas diferentes, cuando el ambiente es de temor y coacción. Esta situación da origen a tres formas de ejercicio de autoridad.
- Autoridad que se impone.
Es la autoridad que "da órdenes". Se basa en el cumplimiento de las normas legales que regulan las actividades de supervisión (autoridad de status) y de la voluntad del supervisor para acatarlas fielmente.
- Autoridad que se comparte.
La autoridad de nombramiento cede, sin desaparecer ante la autoridad del conocimiento. En su ejercicio el supervisor adquiere el papel de líder de grupos democráticos para analizar situaciones, resolver problemas y al mismo tiempo estimular a otros líderes. Al respecto señala J.W. BASSET (1966).
Amplias investigaciones demuestran que los docentes a quienes se les consulta y en los que se confía, son más eficaces y efectivos que aquellos con los cuales no se comunican...Es más, al participar en la planificación aumenta la moral...
- Autoridad que se delega.
Esta autoridad se deja en manos de alguien altamente responsable. En cierta medida la autoridad compartida, se delega a cada uno de los coparticipantes, por lo tanto cada uno de éstos ejerce en un momento dado la posición de autoridad que ha sido delegada.
Tanto la autoridad compartida como la delegada, son propias de un ambiente democrático, con intensa motivación profesional, con un concepto moderno de hacer supervisión.
Lo antes expuesto da origen a tres tipos de Supervisión Educativa; éstos son:
- Supervisión Autocrática:
Este tipo de supervisión enfatiza una autoridad personalista.
La característica esencial que delata la autocracia en la supervisión es la ignorancia, entendida ésta por:
- Ausencia de planes.
- Desconocimiento de los problemas de trabajo con la convivencia personal de la supervisión.
- Solución de los problemas de trabajo con la convivencia personal de la supervisión.
- Absorción consciente de toda buena idea calificada de inapropiada, por el solo hecho de no venir del personal. Esto hace que el supervisor no utilice la experiencia de los otros, no delegue, asuma actitud paternal, trabaje solo, estimule la adulación, centralice la autoridad, se aferre a detalles de rutina y rara vez se enfrente a un problema importante, sea celoso de sus ideas, tome las ideas de los demás y las experiencias como propias, no acepta sugerencias.
-
SUPEVICION DEMOCRATICA:
Esta usa procedimientos diferentes. La característica esencial que pone de manifiesto la democracia en la supervisión, es la conciencia, entendida ésta por: organización, administración y supervisión propiamente dicha.
Esto hace que el supervisor: Sepa delegar y delegue, trabaje con los demás, consulte, se libere de lo rutinario y dedique su energía a una administración creadora. Coloque a otros en primer lugar, toma decisiones con el grupo, tenga actitud amable y se de cuenta del poder potencial que existe en el grupo. Sabe utilizar el recurso humano, se preocupe por el progreso de sus docentes.
- Supervisión "Laissez Faire":
Dejar hacer. Las decisiones las toma el grupo. El grupo actúa sin dirección. Delega casi todo. Todo lo encuentra bien. Los demás trabajan. No exige nada.
Para concluir se tiene que:
Cualquiera que sea el estilo de supervisión, ésta deberá ser científica:
- Investiga para hacer un diagnóstico.
- Planifica.
- Utiliza diversos procedimientos, medios e instrumentos.
- Analiza situaciones.
- Analiza problemas.
- Toma de decisiones.
- Retroalimenta.
- Organiza.
- Coordina.
- Coopera.
- Participa.
- Entrena al personal.
La supervisión no es un hecho aislado del contexto de los elementos propios de la sociedad - la política, la cultura, el comportamiento, la ciencia, la filosofía...amén de otros factores que inciden en el mejoramiento de la educación en los pueblos en proceso de desarrollo. Por no ser un hecho aislado, la supervisión de la educación deberá practicarse bajo cualquiera de los factores presentes, en cualquier momento. Pero no podrá ignorar ese papel creativo que se le ha conferido, por tanto buscará por los medios a su alcance, violentar las barreras que las circunstancias han podido levantar.
Consecuencia de lo anterior son los tipos de supervisión que se han analizado. De ellos la supervisión democrática es la ideal, sólo un cambio de mentalidad, una concepción diferente...harán realidad una supervisión más humana.

CARACTERISTICAS DEL SUPERVISOR

CARACTERÍSTICAS DEL SUPERVISOR
· Conocimiento del Trabajo: Esto implica que debe conocer la tecnología de la función que supervisa, las características de los materiales, la calidad deseada, losa costos esperados, los procesos necesarios, etc.
· Conocimiento de sus Responsabilidades: Esta característica es de gran importancia, ya que ella implica que el supervisor debe conocer las políticas, reglamentos y costumbres de la empresa, su grado de autoridad, sus relaciones con otros departamentos, las normas de seguridad, producción, calidad, etc.
· Habilidad Para Instruir: El supervisor necesita adiestrar a su personal para poder obtener resultados óptimos. Las informaciones, al igual que las instrucciones que imparte a sus colaboradores, deben ser claras y precisas.
· Habilidad Para Mejorar Métodos: El supervisor debe aprovechar de la mejor forma posible los recursos humanos, materiales, técnicos y todos los que la empresa facilite, siendo crítico en toda su gestión para que de esta manera se realice de la mejor forma posible, es decir, mejorando continuamente todos los procesos del trabajo.
· Habilidad para Dirigir: El supervisor debe liderizar a su personal, dirigiéndolo con la confianza y convicción necesaria para lograr credibilidad y colaboración de sus trabajos.
FUNCIONES DEL SUPERVISOR
De manera muy general se puede decir que todo supervisor tiene cuatro (4) grandes funciones:
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PROYECTAR: Se debe programar o planificar el trabajo del día, establecer la prioridad y el orden, tomando en cuenta los recursos y el tiempo para hacerlo, de igual forma el grado de efectividad de sus colaboradores, así como la forma de desarrollar dicho trabajo dentro de su departamento. Proyectar en el corto, mediano y largo plazo. es uno de los pilares fundamentales para el éxito de cualquier supervisor.
· DIRIGIR: Esta función comprende la delegación de autoridad y la toma de decisiones, lo que implica que el supervisor debe empezar las buenas relaciones humanas, procurando que sus instrucciones claras, específicas, concisas y completas, sin olvidar el nivel general de habilidad de sus colaboradores.
· DESARROLLAR: Esta función le impone al supervisor la responsabilidad de mejorar constantemente a su personal, desarrollando sus aptitudes en el trabajo, estudiando y analizando métodos de trabajo y elaborando planes de adiestramiento para el personal nuevo y antiguo, así elevará los niveles de eficiencia de sus colaboradores, motivará hacia el trabajo, aumentará la satisfacción laboral y se lograra un trabajo de alta calidad y productividad.
· CONTROLAR: Significa crear conciencia en sus colaboradores para que sea cada uno de ellos los propios controladores de su gestión, actuando luego el supervisor como conciliador de todos los objetivos planteados. Supervisar implica controlar. El supervisor debe evaluar constantemente para detectar en que grado los planes se están obteniendo por él o por la dirección de la empresa.